Donde el pudor no entra, y el ritmo no para
Luces frenéticas destellan, el humo envuelve todo como una nube elegancia exclusiva psicodélica, y en el centro de la pista, una figura con orejas peludas se contonea al lado de alguien vestido como si acabara de bajar de una nave espacial. No estás dormido, ni atrapado en un videoclip retro mal editado: te encuentras dentro de una dimensión ll